Saber ganar
Ciertamente yo no estaba acostumbrado a esto, a ganar por una vez. Siempre ha sido objeto de broma con los amigos, mi equipo de fútbol es el Athletic de Bilbao, por lo que los triunfos no es que estén a la orden del día, no así las alegrías que son cosa bien distinta; mi profesión y vocación es la de Ambientólogo, y he tenido la suerte de poder trabajar desde el minuto 0 en la construcción de la titulación y la profesión, llegué cuando estaba todo por hacer y a eso nos pusimos hace ya diez años un buen grupo de ambientólogos de todo el estado, un aprendizaje que ningún master me dará jamás; y mi posición politica siempre ha estado clara, la izquierda transformadora, revolucionaria, ecologista, igualitaria, republicana, anticapitalista, soy uno de esos independientes que hay dentro de Izquierda Unida.
En una balanza ganarían los sinsabores, en el bagaje todo lo contrario.Ya lo decia ayer, ni siquiera los acostumbrados a ganar siempre han sabido aceptar por una vez la derrota.
Por eso creo que ahora en Andalucía se avecina un reto aún más díficil. Aprovechar ese triunfo. Es precipitado y corro el enorme riesgo de equivocarme de pleno, pero fallar ahora sería peor que si el resultado hubiera sido de otro signo.
Es fácil plantear el Y si … como hice hace unos meses, lo difícil va a ser llevarlo a la práctica, no creo que sea una quimera, al contrario, creo que pongo y me ponen los pies en la tierra cuando escucho ciertos comentarios de «compañeros/as«, como que tal o cual debe ocupar un puesto más o menos destacado en la lista simplemente por su situación laboral y en la esperanza de que un buen resultado la consiga mejorar, cuando oigo eso y primero me llega un pellizco al estómago que acaba por llegar en forma de calambre al puño para golpear la mesa y censurar esas maneras de pensar, se que sigo creyendo que esos Y Si … son realmente posibles.
Ahora entiendo las prisas, las chuletas, las artimañas de mal alumno de algunos y algunas hace semanas, aprovecharse de una situación favorable y el trabajo de otros durante meses, años (otros de los que ahora habría que acordarse), para obtener lo que no merecen y saben que por méritos nunca alcanzarán. Esos y esas son los que sueñan con sillones, otros soñamos con quimeras, otra sociedad, un programa, unas ideas y hacerlas realidad. Cada cual tiene sus prioridades.
Sólo es cuestión de que por delante de sillones, sean esas premisas las prioridades. De lo contrario fracasaremos.
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